martes, 21 de junio de 2011

MIRAFLORES DE LA SIERRA

HISTORIA DE  MIRAFLORES DE LA SIERRA
Se piensa que fue fundada a mediados-finales del S.XIII por pobladores segovianos, bajo el nombre de Porquerizas.

En la historia de Miraflores destaca su cambio de nombre, de Porquerizas pasó a llamarse Miraflores, este cambio de nombre creemos se produjo en 1627, y va unido a una bonita leyenda, por la que se cree que fue Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV que de camino hacia el Monasterio del Paular por el Camino Real de la Morcuera se detuvo a descansar en una meseta en la cima de la Raya, al pie de la Najarra y contempló Porquerizas fijándose en la abundancia de flores, y con la alegría propia de su juventud exclamó "mira, ¡flores!".
Alguna de las personas que le acompañaban sugirieron el cambio de nombre de aquel pintoresco lugar.
Miraflores ha tenido una actividad económica muy cambiante a lo largo de los años, basándose sus inicios en actividad agrícola y ganadera, junto a una escasa industria , una construcción en desarrollo, comercio y hostelería

Cambio de nombre

El primer nombre del municipio de Miraflores fue Porquerizas. Esta denominación, posee dos significados:
   1. Lugar de crianza y guarda del ganado de cerdo doméstico (gorrinero, zahúrda, corte….)
   2. Lugar poblado y abundante en jabalíes.
Cualquiera de las dos es adecuada para definir esta incipiente aldea medieval y por ello se ha  supuesto siempre que el nombre procede de los rebaños de cerdos que cuidaban los segovianos en los bosques. Pese a que esta es una teoría que se estima poco probable. Lo que más convence es que “Porquerizas” no se refiriese a cerdos domésticos sino a jabalíes, que en otro tiempo se llamaban puercos, que poblaban en un elevado número los montes de la sierra, donde la caza era abundante y uno de los deportes escogidos por los reyes y nobles. Los jabalíes tenían sus guaridas en las montañas que rodean Miraflores y allí se refugiaban después de sus aventuras por el Pardo y por el Real Manzanares, por lo cual eran conocidos como cobijo de gran número de puercos, y nada tiene de extraño que este municipio se llamase Porquerizas.
El cambio de nombre, va asociado a una bella leyenda por la que se piensa fue Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, que cuando marchaba al monasterio del Paular por el camino real de la Morcuera, hizo una parada para descansar en una meseta de la cima de la Raya, al pie de la Najarra, y observó Porquerizas. Posteriormente, la reina se fijó en algunas flores, y con la alegría propia de su juventud (Isabel contaba con 24 años y había dirigido varias veces los negocios de estado en ausencia de su marido Felipe IV), exclamó "mira, ¡flores!".
Varias de las personas que la acompañaban, quizá su camarera mayor la Duquesa de Gandía o el Conde Benavente, propusieron que esas palabras que acababa de pronunciar podían ser el nuevo nombre de aquel atractivo lugar que tan feo nombre venía usando. Encantada con la idea, la reina dispuso que a partir de aquel instante la villa que estaba contemplando se llamara Miraflores de la Sierra. El lugar en el cual se realizó la parada, es una gran llanura por la que cruza el camino real, con espesa vegetación en la cual proliferan las fuentes de agua fría y cristalina, sitio muy agradable que brinda descanso antes de iniciar la dura etapa de traspasar el puerto.
No conocemos si es real o no esta historia, pero si tenemos constancia que el primer cambio de nombre que nos encontramos data del 9 de noviembre de 1627, si bien estas fechas no corresponden con el viaje de la Reina. No se ha descubierto ningún documento sobre este cambio ni se ha hecho referencia en los innumerables escritos de la época.
Hay muestras de la veracidad del viaje de la Reina, porque este coincide con la muerte de la Infanta María Eugenia, por lo que pudo ser que la reina quisiese ausentarse de la corte, y es probable su asombro en encontrar flores en la montaña a principios de diciembre, donde en la gran parte de los sitios estaban agotadas.
Es una hermosa tradición, que nosotros tomamos como reflejo de los hechos, ya que si no fue verdad, si pudo serlo.

Edad Media

No se sabe cuál fue la fecha justa de su fundación. Diego Colmenares afirma que ya existían los pueblos del Real de Manzanares en 1287. La fundación de Porquerizas se sospecha durante el reinado de Alfonso X el Sabio, entre 1252 y 1284, se cree que fue este monarca hacia 1268 cuando pone estas tierras bajo su amparo denominándolas Real de Manzanares, y dando permiso a ambas comunidades a su repoblación sin prejuicio de a quien correspondan estas tierras después. Así surgen definitivamente Guadalix de la Sierra, Porquerizas, Colmenar Viejo o Manzanares el Real.
En 1363 Juan I cede este territorio a Don Pedro González de Mendoza antecesor de los Condes del Real Manzanares, Marqueses de Santillana y Duques del Infantado.

Edad Moderna

En 1501, con la facultad de los Reyes Católicos, Porquerizas y otras aldeas del Real llevan a cabo la delimitación de sus términos, surgiendo con ello problemas entre Porquerizas y Guadalix de la Sierra, al igual que surgen conflictos con Chozas (hoy Soto del Real) y Bustarviejo.
En 1523 Carlos I, le concede a esta aldea el rango de villa, por el cual dejaba de depender jurídicamente de Manzanares. Pero aún seguían perteneciendo al señorío de los Duques del Infantado.

Edad Contemporanea

A principios del S.XIX, el Ayuntamiento de este pueblo, partidario de la Junta de Defensa Nacional contra las tropas napoleónicas, se transforma en albergue y zona de avituallamiento para numerosas partidas comandadas por el guerrillero Abril que en 1812 mantuvo algun altercado con los franceses durante la Guerra de la Independencia Española.
Desde finales del siglo XIX, este pueblo es reconocido como centro habitual de turistas que vienen atraídos por el pueblo en sí y por sus alrededores que son reclamo para numerosos excursionistas y montañeros que se adentran en los puertos de Canencia y Morcuera, donde recorren numerosas rutas y senderos entre los que destaca entre muchos el inicio de la Cuerda Larga.

Actividad económica

La Actividad Económica de Miraflores ha cambiado mucho a lo largo de los años. Sus comienzos se basan en una actividad agrícola y ganadera, con cultivos como cebada, centeno, patatas, judías, frutas y viñedos, unidos a una escasa industria que incluye los molinos harineros, carbones y lanas y las fábricas de pasamanería y quesos. A la vez que la industria, evoluciona también la construcción, el comercio y la hostelería.
A lo largo del S.XV las tareas más comunes eran la agricultura y la ganadería.
En el S.XVIII, los cultivos más representativos son los olivos, hortalizas, cerezos, perales, melocotoneros, ciruelos, manzanos y guindos. También ganado vacuno, lanar, caballar y porcino.
La caza y la pesca eran otros de los medios para la vida de Porquerizas. La pesca se restringía a los vecinos del pueblo, siempre y cuando se vendieran los peces en el mismo pueblo. El procedimiento de la caza era parecido.
Entre los trabajos de comerciantes estaba el que se dedicaba a la reventa de cebada, con el margen de beneficios claramente acordado. O el de mesonero, que tenía la responsabilidad de dar posada y de informar sobre las ordenanzas del concejo. Los comerciantes tenían la obligación de ser justos en las medidas y fiar a todos los habitantes del pueblo, aunque se les pedía una prenda.
Conocemos gracias a el diccionario geográfico de Madoz publicado en 1848 que en Miraflores había minas de plata cobre y otros metales así como de esparto pesado.
Miraflores también era conocido como tierra de miel, toros bravos y requesón.
En lo referido a los toros, que se criaron en la dehesa de Miraflores, varios han pasado a la historia taurina y se encuentran en la relación de toros célebres que Don José María de Cossío publica en su obra Los Toros. Abundan también en Miraflores el ganado lanar, pero su gran riqueza está constituida por el vacuno, para la producción de carne y leche.
En primavera se elabora también el afamado requesón por el que hace años se hizo popular el nombre de esta villa. Los vendedores del exquisito postre formaban en el cortejo de mercaderes y eran abundantes sus pregones tradicionales que animaban las calles madrileñas. En la actualidad la venta callejera del requesón ha desaparecido, pero es factible encontrarlo en comercios donde siempre es ofrecido el requesón de Miraflores aunque muchas veces dudamos de su lugar de origen.
Además había en Miraflores muchos huertos esencialmente frutales, que de igual forma que las personas que cultivaban el fresón enviaban estos frutos al mercado madrileño.

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